Machi Millaray: ¿Delito o criminalización de los sujetos
políticos mapuche?
13 de noviembre de 2014
Por Jorge Spíndola C.
"Se cumple el objetivo, se condena a la vocería de la
defensa del territorio mapuche” Karina
Riquelme - abogada defensora
Tribunal Oral de Valdivia, Avenida Francia y sus alrededores
atestados de Carabineros. Eran las 10 de
la mañana aproximadamente, cuando recibimos la noticia del fallo del juicio por
el incendio al fundo Pisu Pisué en el que se incrimina a los defensores del
Ngen Kintuante[1]: Alex Bahamondes, Fénix Delgado y el machi Tito Cañulef
resultaron absueltos.
Luego se nos informó que el tribunal declaró culpable de
encubrimiento a la Machi Millaray Huichalaf, para quien se pidieron cuatro años
de cárcel, con la paradoja de que aún no hay culpables de la autoría de los
hechos.
Según se relató en un pequeño nütram que se hizo en las puertas de ese Ministerio Público, un
juez pidió la absolución de los cargos por nulidad de las pruebas presentadas,
mientras que los otros dos jueces fallaron en su contra. Lo que resta ahora es
esperar la lectura de la sentencia que fue fijada para el jueves 20 de
noviembre y la apelación por parte de la Defensa, quien aseguró que pedirá la
nulidad del juicio por lo impresentable de las “pruebas” que la fiscalía
levantó a través de la Ley ANI tras un allanamiento ilegal de la casa de la
Machi. Pruebas que, por otra parte, ya habían sido desestimadas por el Tribunal
de Garantía.
En el caso de los otros dos peñi imputados, Francisco Jones
Huala y Cristián García Quintul, ellos serán juzgados el 9 de marzo del próximo
año.
La absolución de Alex Bahamondes, Fénix Delgado y del machi
Tito Cañulef, significa un triunfo de la lucha de los defensores del Ngen
Kintuante, de sus familiares, de las comunidades El Roble y Carimallín y los
habitantes del territorio de la Fütawillimapu. También es un triunfo de la
sociedad mapuche y no mapuche solidaria, frente al montaje policial y mediático
que ha venido criminalizando a los peñi y lamngen desde que osaron alzar la voz
y poner el cuerpo ante el avance del verdadero poder extractivista y
oligárquico que está detrás de los perros de turno: Hidroeléctrica Pilmaikén,
un brazo más de la transnacional de energía AES, que para Chile es AES- Gener, cuyo
directorio lo integran figuras como Hernán Büchi y Bruno Phillipi Irarrázaval,
ex ministro y funcionario de la dictadura de Pinochet; integrantes de ese
selecto uno por ciento que, hasta el día de hoy, rige la economía chilena gobierne quien
gobierne.
Aún nos queda analizar e intentar comprender el real
significado de la condena a la Machi Millaray.
¿Delito o criminalización de los sujetos políticos
mapuche?
En este sector del mundo, la Fütawillimapu, la etapa actual
del capitalismo global sólo trajo nuevas formas de enajenación social, mayor
sometimiento de los territorios especialmente rurales, las personas, los
bosques y ríos. Formas de explotación, quizás más atroces que el latifundio de
viejo cuño, como el monocultivo forestal e intensivo, la megaminería a cielo
abierto, las grandes hidroeléctricas o las salmoneras en corrales marítimos,
entre otras formas de dominio trasnacional.
En este sentido la defensa del Ngen Kintuante, encabezada
por la figura emblemática de la machi Millaray Huichalaf, encarna una política
de supervivencia territorial y poblacional desde una perspectiva de salud y
espiritualidad propias de la cultura mapuche-williche.
Su figura
congregacional y espiritual está en íntima relación con la recuperación y
reinvención de otras identidades sociales locales como las de pu lonko, apo
ülmen, dungumachife, weichafe, llankan, ngenpin, werken, palife[2] y otras. Se
trata de jóvenes y no tan jóvenes que regresan a las comunidades antiguas
representando un proceso inverso a la aculturación forzosa sufrida por sus
mayores en las ciudades. No ignoran otras matrices y experiencias
emancipatorias, especialmente sudamericanas, pero eligen la historicidad de su
cultura para crear nuevas imágenes de futuro para su comunidad.
Desde el plano de la subjetividad y de su agencia política,
representan una racionalidad disidente de la imperante. Optan por una identidad
colectiva que confronta la depredación y los modelos de desarrollo basados en
la ontología del progreso capitalista. Realizan una verdadera inflexión
emancipatoria desde atrás, vuelven a tomar decisiones en íntima relación con el
Ad Mapu, la racionalidad espiritual territorializada y comunitaria, basada en
el conocimiento mapuche antiguo.
Tanto el Ad Mapu como el Kuifi Rakizuam, el pensamiento de
los antiguos, proveen y promueven principios axiológicos como el Feyentun, el
respeto a todas las entidades de la naturaleza, o el Kishungenelan (no me mando solo o sola, soy parte de algo
que me da sentido). Principios que se expresan claramente en la consigna “somos
parte de la tierra”.
En síntesis, una mirada disidente que actualiza en el hoy
los principios antiguos y se transforma en una ideología de tal plasticidad que
pugna por quebrar las relaciones de sumisión y cuestiona la colonialidad del
poder y del ser por estas latitudes.
Sujetos políticos, autoridades espirituales del pueblo
williche, que son día a día representados, desde distintos dispositivos de
poder comunicacional, como malformaciones que no cuajan en los modelos de
sujeto que reclama la lógica del capital ni en los multiculturalismos
aceptados. Personas que construyen comunidad desde la disidencia y reciben como
respuesta brutal el libreto maestro de la Violencia de Estado, bien conocido
por “los dueños” de Chile. Montajes policiales que tienen otros correlatos más
sutiles y efectivos en los montajes simbólicos que ejerce a diario la prensa
hegemónica sobre la población.
Esa es, a mi juicio, la cadena de incriminaciones que
naturaliza y hoy hace posible la paradoja de la sentencia contra la Machi
Millaray Huichalaf: condenada por encubrimiento de un delito que al día de hoy
no tiene culpables. Un delito fantasma, vestido con sábanas que salieron de la
propia fábrica de los montajes mediático y policial.
Quizás allí, en la represión a esta mezcla de antiguas y
nueva formas de construcción de subjetividad política mapuche-williche, que
encarna la Machi Millaray Huichalaf, encontremos las verdaderas razones de su
condena, y no en las paradojas de la letra chica de los tribunales chilenos.
“No confiamos en la justicia de Chile… lleven esta palabra a
sus casas: aquí están condenado nuestra forma de ser mapuche, de defender el territorio
y nuestra espiritualidad frente a los poderosos de siempre… pero los Ngen están
con nosotros, todos los Ngen del territorio están con nosotros. Marrichiwew!”-
Manifestó el padre de la machi, hacia el final del nütram a la salida de los
tribunales.
Jorge Spíndola C.
Valdivia- Fütawillimapu-
[1] Ser protector de la naturaleza junto al Ngen
Kilenhuentru, según la cosmovisión williche. Rodrigo Moulian, antropólogo e
investigador, explica en el ciudadno.cl el significado de los sitios: “Es un
complejo sagrado donde hay distintos componentes: hay un cementerio que está en
uso; un antiguo guillatuwe [lugar donde se realizan rituales]; dos renü, que
son cuevas que presentan la capacidad abducir a las personas, espacios
liminales a través de los cuales se puede pasar de una dimensión a otra del
wallontumapu (universo mapuche); una antigua vertiente que va hacia el río; el
propio río que es un espacio a través de cual viajan los espíritus, una especie
de anfiteatro natural donde se mueven éstas entidades espirituales que son
Kintuante y Kilenhuentru. Por lo tanto es un conjunto de elementos que
constituyen un paisaje sagrado el que se ve amenazado”.
[2] Lonko, cabeza política de un lof o comunidad. Apo ülmen,
cabeza política de un conjunto de lof o comunidades territoriales.
Dungumachife, intermediario o lenguaraz de machi. Weichafe, traducido en la
actualidad como combatiente, persona que está involucrada en recuperaciones y
defensas territoriales. Llankán, ayudante, asistente de machi. Ngenpin, poseedor
de la palabra y conocimientos ancestrales. Werken, mensajero, comunicador
mapuche. Palife, jugador de palin, figura también presente en diversas
ceremonias espirituales como el Nguillatún.
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