Como mapuche entendemos que es un deber acompañar todo proceso que pretender dar continuidad a la reconstrucción de nuestra Nación Mapuche. Los escenarios posibles, en el actual orden político económico imperante, son poco auguriosos. Las propuestas para abordar las diversas coyunturas son: la asimilación forzada, sincretismo, caricaturización y la aplicación de la inefable ley antiterrorista. Por tanto el camino a nuestra autonomía no está en manos de los que sustentan y perpetuán este sistema. Ni tampoco bajo esta ley o institucionalidad. Es deducible entonces que como alternativa debemos rescatar nuestro pensamiento, palabra y actuar como mapuche, recomponiendo las fuerzas y alianzas, con el objetivo de avanzar de manera más clara hacia nuestra liberación. Particularmente los diversos procesos en las comunidades siempre será más complejo y difícil, debido a que es donde cae con mayor fuerza la represión, por tanto la resistencia y autodefensa se vuelve esencial. La criminalización de las demandas ancestrales, la represión y la prisión política, son la repuesta permanente a los avances de nuestras comunidades. A pesar de este escenario, hoy existe un naciente proceso reivindicativo, de defensa de los espacios sagrados, fortaleciendo la espiritualidad y autoridades ancestrales, etc, porque entendemos que la única forma de darle continuidad al permanente camino de resistencia y reconstrucción es defendiendo nuestras tradiciones, creencias y territorio, y que como mapuche, estemos donde estemos, en la ciudad o en las comunidades, debemos apoyar y difundir todo levantamiento de autodefensa y denunciar cada acto de violencia y persecución en contra nuestra gente.
Continuando por la senda del Toki Kalfulikan
No a la hidroeléctricas en el Rio Pilmaiquen
MARRICHIWEU
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